miércoles, 6 de abril de 2011

Variables múltiples y oportunidades al alcance de la mano...

Creo que el mayor provecho de la clase de hoy ha sido darnos cuenta de todas las "variables" que intervienen en el éxito de una exposición. La ordenada construcción del discurso, la profundidad y novedad de la información, el control y eficacia del lenguaje.... pero también la empatía inspirada en el público, la buena dicción y proyección de la voz, el ritmo ágil, la mirada repartida y comunicativa.... pero también el dinamismo de la presentación digital, su calidad de datos e imágenes....en fin, ya ven que ser un buen orador es todo un arte. De hecho, en la antiguedad griega y latina, la oratoria se consideraba la "materia universitaria" (valga el anacronismo) más elevada. La que integraba conocimientos más complejos. La que tenia mayor utilidad en la vida profesional. De la mano de la oratoria nació el derecho y la democracia, la literatura y la diplomacia.

Empecemos por la exposición de Renato. Dio la impresión de que carecía de información relevante, de que no había desarrollado bien su investigación. A cambio, Renato tiene la habilidad de "abrirse" al público, de comunicarse de forma fluida y natural con él. Lástima que no haya aprovechado esa oportunidad para brillar intelectualmente.

Rafaél empezó nervioso, titubeante. Pero poco a poco enderezo el camino. Su presentación en Prezzi sí tenía una extructura didáctica, y presentó una visión general muy amplia del problema del petróleo en México. Pero no le dio lo que yo llamo "la tercera dimensión", es decir, la profundidad, precisión y relevancia de los datos.

A Mónica, como oradora, sólo le faltó energía. Su ritmo pausado y ameno, su voz clara, su mirada relajada... todo en ella inspiraba atención y comodidad. Pero a esa calidad de comunicación no verbal no le acompañó la riqueza del discurso. Su exposición fue vaga, muy idealista, poco científica.

Marilyn me confesó al final de la clase que estaba algo nerviosa, pero la verdad es que se comunicó con mucha naturalidad, con gracia. A veces esa ligereza le traicionaba, en sus muletillas y en el tono amigable que le daba a lo que decía y que contrastaba con la gravedad e impacto moral y emocional de las fotos. ¿Se imaginan qué hermoso habría sido que junto a las imágenes nos hubiera contado información histórica o social?

En fin, una clase cuya secuencia de exposiciones fluyó mejor que ninguna otra, donde pudimos revisar todo lo que debe tomarse en cuenta para mejorar como comunicadores y donde los alumnos que expusieron obtuvieron la mejor experiencia educativa que puede llevarse uno: darse cuenta de lo que les faltó hacer para dar un salto de calidad. Porque de eso se trata también la escuela: de ayudarnos a entender lo que está al alcance de nuestra mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario